Lo mejor del arte y la cultura en la costa inglesa

La costa inglesa es un auténtico torrente de sensaciones, fuente de inspiración y alimento espiritual para los viajeros ávidos de cultura.

A lo largo de los paseos, rutas en bici o viajes en carretera por el litoral es fácil toparse con las creaciones de artistas, algunos profesionales y muchos otros aficionados, en su esfuerzo por inmortalizar las espectaculares vistas que se despliegan ante su mirada: monumentos históricos, ruinas emblemáticas, acantilados, aves, mantos de flores silvestres, extensiones de arena infinitas y, cómo no, el mar.

La Turner Contemporary de Margate es la joya de la corona de la cultura de la región, y su fama está justificada, gracias a la colección de obras del artista que le da nombre y a las excelentes colecciones de arte contemporáneo. Sin embargo, la Costa Creativa esconde muchos más tesoros a lo largo de sus 1.400 km de litoral, que se extiende desde el estuario del Támesis hasta el Canal de la Mancha, de Essex y Kent a East y West Sussex.

En East Sussex merece especial atención la Hastings Contemporary, un museo con exposiciones de arte y pintores modernos, ubicado en un privilegiado rincón junto al mar. No demasiado lejos, en el puerto deportivo de Bexhill, encontramos el De La Warr Pavilion, primer edificio público del Reino Unido diseñado según los preceptos del Movimiento Moderno y sede actualmente de exposiciones temporales de arte moderno.

Si seguimos hasta Eastbourne encontraremos la Towner Art Gallery, con uno de los fondos más importantes del sur de Inglaterra, en el que destacan la colección de Eric Ravilious y también las obras de Alfred Wallis y Henry Moore. Un itinerario ciclista de 30 km siguiendo la costa permite desplazarse sobre dos ruedas entre la Turner y la Towner.

Siguiendo la línea de la costa podremos descubrir todavía más propuestas artísticas en el litoral de Kent. Folkestone Artworks es la mayor exposición de arte contemporáneo al aire libre del país, con más de 70 obras de unos 50 artistas. En la costa norte de Kent, Whitstable es un bucólico pueblo famoso especialmente por sus ostras. Sin embargo, entre comida y cena junto al mar merece también la pena perderse por sus callejuelas medievales y contemplar sus numerosos edificios catalogados, algunos de los cuales se remontan al siglo XVIII. Destacan especialmente los de la calle conocida como Dollar Row, con sus construcciones de ladrillos rojos y sus sugerentes tabernas.

En el extremo norte de la Costa Creativa, en Southend-on-Sea, también hay lugar para las actividades de playa más tradicionales, aunque entre paseos por la playa y helados a media tarde también es posible contemplar la obra de maestros artesanos y las exposiciones de la Beecroft Art Gallery o descubrir las propuestas de arte contemporáneo de la Focal Point Gallery.

Algunas de las creaciones artísticas visibles en la costa inglesa se inspiran en lugares situados en los confines del mundo.

El Cook Museum Whitby está consagrado a la vida, la época y las aventuras del capitán James Cook, el célebre navegante del siglo XVIII, famoso sobre todo por haber circunnavegado la Tierra. Sin embargo, el museo acoge además obras de artistas que viajaron con él y también muestras de plantas, pueblos, rituales y paisajes de los trópicos. El museo ha adquirido también una colección de obras de Gainsborough, coetáneo de Cook.

Si tu mirada artística es más moderna, nada mejor que la Gallery@Woodend de Scarborough. Este magnífico edificio catalogado de nivel II presenta obras de artistas locales y cuenta con un fantástico catálogo de obras a la venta.

La región nororiental de la costa inglesa es famosa por su tradición artística, su historia y la espectacularidad de sus paisajes. Y cuanto más avanzamos rumbo al norte, más imponentes e inhóspitos son los escenarios, con acantilados volcánicos que se precipitan sobre amplias y sinuosas playas, y furiosos castillos, como el de Dunstanburgh, cerca de Craster.

Apostado sobre un promontorio volcánico de 50 m sobre el Mar del Norte, el castillo de Bamburgh impone por su majestuosidad y sus espectaculares murallas, puertas y torres de arenisca, con sus aspilleras medievales, y es sin duda una de las construcciones más emblemáticas del condado.

A solo 10 km al norte de Bamburgh encontramos Lindisfarne, o Holy Island, accesible por un camino que deja visible la marea baja. 

En un lejano siglo VIII, el obispo Aiden recibió unas tierras para construir un monasterio en Lindisfarne, que se convertiría en la cuna del cristianismo en el norte de Inglaterra. Y esta lejanía de la civilización ha perdurado hasta nuestra época, ya que dos veces al día el mar sepulta la arena y cierra el camino que lleva hasta Lindisfarne.

El castillo de Lindisfarne se alza sobre un peñón cubierto por un manto de verde hierba, como un particular hábito de monje. Construido por orden de Enrique VIII, en el siglo XX fue convertido por el arquitecto Edwin Lutyens en una residencia de veraneo de estilo eduardiano.

Igual de espectaculares son las ruinas del priorato benedictino del siglo XII fundado por los monjes de la catedral de Durham, con magníficas obras de piedra esculpida y arcos profusamente decorados. El museo del priorato cuenta la historia de todo lo que podemos ver en la isla y conserva también una magnífica escena esculpida en piedra de un brutal ataque vikingo acontecido en el año 793.