Northumberland tiene la mayoría de los castillos de cualquier región!
La ubicación resulta determinante: teniendo en cuenta que se encuentra junto a Escocia –la cual ocasionalmente se anexionó partes del condado– y frente al mar –desde donde los vikingos realizaban sus incursiones– resulta fácil comprender por qué Northumberland está tan fortificado.
Los castillos del condado son espectaculares. El Castillo de Bamburgh es el más imponente de todos por su tamaño y estampa dominante. Esta antigua sede del reino anglosajón de Northumbria se levanta sobre las arenas de la Bahía de Budle.
Unos kilómetros más al sur se encuentra el Castillo de Dunstanburgh, una ruina romántica cuyas almenas picadas y torres medio desmoronadas se balancean en lo alto de un afloramiento volcánico de basalto y arenisca. El castillo, fundado en el siglo XIV, llegó a ser el doble de grande que en la actualidad. Resultó crucial en las batallas que enfrentaron a Inglaterra con los escoceses y fue el escenario de cruentos combates durante las Guerras de las Dos Rosas.
La mayoría de visitantes de Dunstanburgh se acercan al castillo desde Craster, en el sur, pero quien quiera captar su auténtica estatura hará mejor en caminar hacia el norte para contemplar las imponentes rocas volcánicas. Las columnas verticales de roca oscura, hechas de una especie de magma primario tan duro que resistió el peso aplastante de glaciares de un kilómetro de grosor, se elevan hasta una altura de 60 metros. A lo largo de estos acantilados se abren pequeñas cornisas donde en abril y agosto anidan fulmares, gaviotas y araos.
Sin embargo, no todos los castillos ingleses son tan majestuosos y rotundos. En la costa del Parque Nacional de los North York Moors, entre los bosques situados en el traspaís de la población costera de Sandsend, se alza el Castillo de Mulgrave, de estilo campestre. Entre 1859 y 1863, el marajá indio Duleep Singh, un personaje extraordinario, alquiló el castillo. Según reza una leyenda popular, el marajá y su séquito recorrían el trayecto de Sandsend a Whitby por la playa a lomos de elefantes y Singh construyó la carretera que une ambas localidades para que a los animales no se les metiese arena entre los dedos de los pies.