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Una costa muy real

A lo largo de los siglos, la realeza ha usado la costa como primera línea de defensa y también como destino de veraneo. Desde mansiones hasta castillos en ruinas, e incluso a través de elementos tan cotidianos como las casetas de playa, los testimonios de los lazos entre la aristocracia y el mar son numerosos. Y muchos de ellos son el pretexto ideal para una pequeña escapada a la costa.

De visita a Sandringham, la casa de campo de la Reina

Todas las Navidades, la familia real británica se desplaza a Norfolk, concretamente al Sandringham House. En medio de una gran expectación mediática, Meghan Markle, antes de convertirse en la duquesa de Sussex, fue invitada a pasar las Navidades de 2017 precisamente aquí.

La reina Victoria compró en 1863 la finca de Sandringham, 190 km al noreste de Londres, y pocos años después empezaron las obras del actual edificio de estilo jacobino del siglo XIX. La mansión sigue siendo hoy la residencia de campo de la reina Isabel II. 

Lejos de cerrar sus puertas a cal y canto, parte de la casa y sus terrenos pueden visitarse, por lo general todos los días de la semana entre abril y octubre. En cada sala, los guías están encantados de compartir todos sus conocimientos, en un estilo ameno e informal.

Además, hay hasta 240 hectáreas de bosques abiertos al público durante todo el año. Merece la pena también visitar la iglesia cercana de St Mary Magdalene, donde la familia real suele asistir a misa, y contemplar sus ángeles delicadamente esculpidos. 

Naturalmente, la actual familia real es solo la última de la larguísima línea de reyes que han gobernado la isla británica.  Los tiempos oscuros y misteriosos de los reyes sajones fueron magníficamente retratados en la serie “El último reino”, adaptación de la serie de novelas “Sajones, vikingos y normandos” de Bernard Cornwell.

A raíz de la gran popularidad de las tres primeras temporadas de “El último reino”, Netflix ha confirmado ya una cuarta temporada de una saga cuyos ecos resuenan todavía en un sinfín de rincones de la costa. La abadía de Whitby fue fundada por uno de los primeros reyes ingleses, el rey Oswy, que gobernó Yorkshire y Northumbria a mediados del siglo VII. Santa Hilda, la abadesa de Whitby en tiempos de Oswy y una de las mujeres más poderosas de la edad media, procedía también de la familia real de Yorkshire. 

La relación de Whitby con la realeza ha sido una constante a lo largo de los siglos: es sabido que la reina Victoria adoraba las joyas elaboradas con azabache de Whitby y que consideraba estas piedras trabajadas como un símbolo de su insobornable amor por el príncipe Alberto. No es extraño, por tanto, que el azabache de Whitby se convirtiera en toda una moda en la época victoriana.

Y para saber más cosas sobre otra noble consorte podemos poner rumbo a Lewes, donde todavía puede contemplarse la casa de Ana de Cleves, una de las seis esposas de Enrique VIII (y una de las tres que consiguió salvar la cabeza). La hermosa mansión medieval merece sin duda una visita, así como el jardín de té de la época Tudor.

Top image, Sandringham Estate
© 2020 The Borough Council of King's Lynn & West Norfolk

Royal Connections with the coast Royal Connections with the coast
Royal Connections with the coast

Reyes, reinas y castillos en el mar

Siguiendo hacia el este por la costa sur nos encontramos con el castillo de Camber, erigido a petición de Enrique VIII y situado entre Rye y Winchelsea. Situado a medio camino entre las dos localidades, el castillo es accesible por senderos rurales desde Rye y puede visitarse únicamente a través de una ruta guiada. 

En Eastbourne encontramos una mansión de playa que el rey Jorge V utilizó en 1935 (identificada mediante una placa verde en el exterior, en el camino hacia la playa de Hollywell). 

Algo retirado de la costa, al norte de Eastbourne, se alza el castillo de Pevensey, construido por Guillermo el Conquistador, el primer rey normando de Inglaterra. Gran parte del castillo original y de sus sucesivas mejoras siguen en pie, entre ellas las siniestras mazmorras y el gran torreón cuadrado. 

Si retrocedemos algo más en el tiempo, Ricardo III fue el último rey inglés que se alojó en el castillo de Scarborough. La última visita del rey Ricardo al castillo fue un año antes de su muerte, mientras organizaba la flota con la que confiaba derrotar a Enrique Tudor.

Si en lugar de fallecer en la batalla de Bosworth hubiera salido victorioso, Ricardo tenía previsto convertir Scarborough en un condado por derecho propio, independiente de Yorkshire.

El castillo es todavía más antiguo, ya que fue diseñado por el rey Juan. Estratégicamente situado en un espectacular promontorio, el castillo domina con su singular perfil todo el paisaje de la zona.

Sin embargo, los reyes de antaño no siempre necesitaban castillos para demostrar su poder. En la costa sur, 6 km al oeste de Chichester y situado frente a los marjales de Chichester Harbour, encontramos Bosham Creek. Cuenta la leyenda que en este paradisíaco entorno el rey Canuto ordenó a la marea que se frenara, aunque fue en vano. Para la historia quedaría la anécdota como ejemplo de la arrogancia de un rey, aunque lo que en realidad demostró Canuto a sus súbditos es que incluso la realeza tiene sus limitaciones.

Por Mark Rowe